jueves, 27 de agosto de 2009

Las despedidas no son fáciles pero uno a uno fue llegando a la central


El miércoles 26 de agosto bien tempranito uno a uno fue llegando a la Central, si allí cerca de la estación del metro la Paz, se reunieron (familia, amigos, colegas) para brindar compañía al profesor. El estaba muy feliz regresando de las vacaciones, contento y recordando las travesuras del día a día. Las despedidas no son fáciles y menos cuando hubo tanta calidad en las relaciones. Si en este momento nos preguntaran por él, escucharían de las vivencias de los momentos gratos y otros no tan gratos, de las tareas y proyectos asignados, y que fueron cumpliéndose uno a uno con constancia, pues si algo nos dejó bien claro el profe. , fue que este trabajo es de hormiguitas con vocación y amor; motivado a eso es que hoy vemos tantos colegas venir, pues este señor merece sus respetos. El se presentaba cuando menos lo esperaban en las aulas sin importar si el plantel se ubicaba en la avenida, o en las Brisas. Lo importante era realizar el acompañamiento, conocer la realidad, motivar al personal de la institución y tratar de brindar el apoyo requerido, que se sintieran atendidos. Si no sólo llenar un papel, o amonestar por la envestidura. Se requería ser profesional, escuchar, ser solidario y orientar, antes que agredir, atropellar. Así fue llenando con su presencia y la de su equipo cada una de las instituciones adscritas al Distrito; con su don de gente, con alegría, motivación. En ocasiones intransigente, con sus razones, pero con buen trato terminaba llevando el equipo y a los colegas, hacia el logro de las metas y objetivos trazados. Regañón como el, ninguno, pero en cada uno de nosotros dejo un legado, y aún hoy escuchando a los presentes, se puede decir que continúa enseñándonos, y dando respuestas a muchas incertidumbres. Dios nos permitió que todos nos encontráramos en este camino llamado vida, y que nos viéramos reflejado uno en el otro. El Profesor Jorge fue Amigo, Hermano, Padre, Tío, Esposo, un ser humano maravilloso, que nos dejó físicamente, pero sigue con nosotros, en nuestros recuerdos, en nuestros corazones.
Padre Santo hoy te encomendamos su alma para que descanse en tu regazo, lleno de las infinitas bendiciones que te pedimos para él y sus afectos.

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